La época de otoño-invierno trae comidas más contundentes, menos luz y, a menudo, más estrés. Y esto se traduce en digestiones más pesadas, gases, ardores y una sensación de “nudo” que se instala en nuestro estómago, sin avisar, y en “modo okupa”.
Ajustar nuestra alimentación a esta época de año: comer caliente, cocinar verduras y acudir a recursos naturales a nuestro alcance; le sentará muy bien a tus digestiones, a tu cuerpo enterito, y a tu mente.
Las infusiones digestivas no son una moda: son una herramienta sencilla, barata y eficaz para reducir la hinchazón, relajar el músculo liso intestinal y favorecer el descanso del sistema nervioso.
Si eliges bien la mezcla, respetas la técnica y la integras en tu rutina, empezarás a notar cambios en una o dos semanas.
Qué hace realmente una infusión digestiva
Las plantas aromáticas y amargas contienen aceites esenciales y polifenoles con efectos carminativos (dispersan gases), espasmolíticos suaves (relajan el intestino) y moduladores de la percepción de pesadez.
Además, el propio ritual —beber algo caliente con pausa consciente— favorece la respuesta parasimpática (tu “modo calma”), lo que mejora la motilidad intestinal (el mecanismo que transporta los alimentos por el tracto digestivo mediante contracciones musculares); y la percepción digestiva. La clave está en usar materia prima fresca, dosis adecuadas y un tiempo de infusión suficiente, siempre con la taza tapada para retener los compuestos volátiles.
Cómo preparar infusiones correctamente
Vamos a ver el proceso paso a paso.
- Trabajaremos con una proporción estándar de 1,5–2 g de planta seca (1 cucharadita colmada) por 250 ml de agua.
- Calienta el agua hasta el primer hervor, apaga el fuego, añade la mezcla, tapa y deja infusionar 7–10 minutos.
- Cuela sin exprimir el filtro para evitar amargor extra.
- Tómala templada, idealmente 15–30 minutos después de la comida si buscas “ligereza” o entre comidas si tu mucosa intestinal está sensible o tienes tendencia a reflujo.
- Con semillas (hinojo, anís, alcaravea, comino) machácalas ligeramente justo antes: mejora muchísimo la extracción.
Soluciones para el malestar digestivo: infusiones top
Hinchazón y gases después de legumbres, coles o cereales integrales
La hinchazón pos-comida se debe con frecuencia a una fermentación elevada por la toma de antinutrientes presentes en legumbres, cereales… y al espasmo del músculo liso. Para abordarla, combinamos carminativos potentes y un toque refrescante que desatura la sensación de “tengo un globo en la barriga”.
Receta “Antihinchazón inmediata”:
- ½ cdita de hinojo + ½ cdita de anís verde + ½ cdita de menta piperita (machaca ligeramente hinojo y anís).
- 250 ml de agua, 8–10 min tapado, cuela.
- Tómala templada 15–30 min tras la comida.
Por qué funciona: el anetol del hinojo y del anís ayuda a dispersar gases; el mentol de la menta relaja el músculo liso.
Variantes útiles: añade 2–3 láminas de jengibre fresco si la comida ha sido grasa o frita; o cáscara de limón o naranja para darle un toque aromático y reconfortable.
Si la menta no te sienta bien: sustitúyela por melisa (más amable si hay reflujo).
Infusión para el estómago tenso y mente acelerada: el “tengo nervios en el estómago”
Aquí el protagonista es el sistema nervioso: comemos con prisa, masticamos poco y llegamos a la sobremesa con un “nudo”. Buscamos una base calmante, una planta que apoye el tono parasimpático y un cítrico aromático que despeje.
Receta “Barriga calmada, mente clara”:
- 1 cdita de manzanilla + ½ cdita de melisa + piel fina de naranja (solo la parte coloreada).
- 250 ml, 7–8 min tapado, cuela.
- Ideal tarde-noche o cuando sientas presión en “la boca del estómago”.
Por qué funciona: la manzanilla suaviza la mucosa y reduce el espasmo; la melisa favorece el “modo calma”; el cítrico aporta un aroma que aligera la sensación densa.
Si hay ansiedad marcada: añade una pizca de lavanda; si buscas un sabor más suave, una punta de vainilla natural.
Digestión lenta y sensación de “frío interno”
Cuando el cuerpo se enfría, la motilidad baja y la digestión se hace perezosa. Necesitamos una mezcla cálida y ligeramente activadora del vaciamiento gástrico, con un toque dulce-aromático que reconforta.
Receta “infusión activadora”:
- 3–4 láminas de jengibre fresco + ½ cdita de canela de Ceilán + 1 clavo.
- Hierve el jengibre 2–3 min, apaga, añade canela y clavo, tapa 8 min y cuela.
- Tómala al anochecer o tras guisos y platos de horno.
Por qué funciona: el jengibre aporta calor y dinamismo; la canela de Ceilán tiene propiedades antiinflamatorias y antioxidantes y el clavo suma carminativo. Puedes añadir también limón exprimido o cáscara de limón a la hora de infusionar.
Infusión digestiva si te sientan mal las comidas grasas o muy proteicas (asado, parrilla, curados)
La combinación de amargos y terpenos mediterráneos ayuda a gestionar la sensación pesada tras grasas y proteínas, modulando el sabor residual y la boca pastosa.
Receta “post platos contundentes”:
- ½ cdita de romero + ½ cdita de tomillo + ½ cdita de salvia.
- 250 ml, 8–9 min tapado, cuela y toma templada.
Por qué funciona: el perfil aromático-amargo favorece la digestión de platos contundentes y “limpia” el paladar.
Si el amargor te cuesta: agrega piel de naranja durante la infusión o una pizca de miel cuando la taza ya no queme.
Reflujo ocasional y mucosa sensible
Cuando hay ardor o irritación, conviene evitar temperaturas muy altas y elegir plantas que calmen la mucosa intestinal y relajen sin empujar el contenido gástrico hacia arriba.
Receta para restaurar la mucosa intestinal
- 1 cdita de melisa + ½ cdita de regaliz raíz troceada (o DGL en cantidades bajas) + ½ cdita de menta suave (opcional).
- 250 ml, 7–8 min tapado; tómala tibia, entre comidas o 60 min tras comer.
- Por qué funciona: la melisa baja el tono de alerta; el regaliz contribuye a una sensación de calma en la mucosa; la menta, si la toleras, refresca.
- Si la menta te empeora: retírala.
“Comí de todo y estoy fatal”. Infusiones tras eventos sociales, picoteos variados…
En días de bufé o tapas, funciona bien una mezcla equilibrada que reduzca gas y espasmo sin resultar invasiva, y que puedas llevar en termo durante la tarde.
Receta “Equilibrio vida social”:
- ½ cdita de alcaravea + 2 vainas de cardamomo ligeramente machacadas + ½ cdita de manzanilla.
- 250 ml, 8–10 min tapado, cuela.
Por qué funciona: alcaravea y cardamomo son carminativos muy eficaces; la manzanilla aporta calma de base.
Uso práctico: prepara 1 litro con 4 cditas rasas de la mezcla, cuela y al termo. Sorbos a lo largo de la tarde.
Cúrcuma, ideal tarde-noche. Infusión para ligereza y calma
Una taza especiada y suave, con cúrcuma y una pizca de pimienta, puede resultar muy reconfortante. La clave está en acompañar con un poco de grasa para mejorar la biodisponibilidad.
Receta “Golden calm”:
- ½ cdita de cúrcuma (raíz rallada o polvo) + pizca de pimienta negra + piel de limón.
- 250 ml, 8–10 min tapado; añade ½ cdita de aceite de coco o un chorrito de leche (entera o vegetal sin azúcares).
Por qué funciona: la cúrcuma se percibe como más “ligera y asimilable” si se combina con grasa y pimienta (la piperina es el activo que hace que se absorba la curcumina, el principio activo antiinflamatorio y de propiedades estupendas de la cúrcuma); el cítrico perfuma sin sobrecargar.
Sugerencia: es ideal tras cremas de calabaza o platos especiados de invierno.
Calidad y conservación de las plantas medicinales de tus Infusiones: lo que marca la diferencia
Compra a granel ecológico en tiendas con rotación de producto. Abre el bote y huele: debe oler vivo y claro, nunca rancio.
Conserva en tarros de vidrio opaco o en un cajón, lejos de luz y calor. Renueva tus mezclas cada 4–8 semanas: las plantas pierden potencia con el tiempo. Con semillas, machaca justo antes; con raíces (jengibre), corta fino para exponer más superficie.
Precauciones y uso responsable
Si estás embarazada o en lactancia, prioriza manzanilla y melisa y usa salvia con prudencia (especial atención en lactancia).
Si tienes hipertensión o tomas diuréticos, evita el uso habitual de regaliz. Si tomas anticoagulantes o antiagregantes, modera jengibre y cúrcuma.
Si tomas levotiroxina, separa cualquier infusión al menos 4 horas del fármaco. Y un apunte importante sobre el anís estrellado: utiliza Illicium verum (chino) y evita el anís japonés (tóxico).
Ante patología digestiva diagnosticada o medicación crónica, personaliza con tu profesional.
Errores comunes que restan eficacia: hervir la planta durante minutos (perderás los volátiles), no tapar la taza mientras infusiona, exprimir el filtro (amargor innecesario), usar bolsitas viejas sin aroma, olvidar machacar semillas y beber demasiado caliente cuando hay mucosa sensible. Corrigiendo solo estos puntos ya notarás una gran mejora.
Preguntas que tal vez te hagas
¿Puedo endulzar? Mejor no. Si te cuesta, una puntito de miel cruda cuando no queme o piel de cítrico para dulzor aromático.
¿Sirven frías? Sí: infusiona en caliente, enfría y guarda en nevera; perfectas para llevar.
¿Cuántos ingredientes por mezcla? Dos o tres. Suficiente potencia y fácil de elaborar.
¿Cada cuánto rotar? Semanalmente, para no saturar y afinar qué te funciona mejor.
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