Un abrazo para calmar tu sistema nervioso

Un abrazo para calmar tu sistema nervioso

El abrazo como medicina para cuerpo, mente y alma

Los abrazos son mucho más que un gesto bonito o una muestra de cariño. Son una de las herramientas más potentes que tenemos para regular nuestro sistema nervioso y reconectar con una sensación profunda de bienestar. Cuando abrazamos —o nos dejamos abrazar— activamos procesos neurobiológicos que tienen un impacto directo en cómo nos sentimos, pensamos y respondemos al mundo.

¿No es maravilloso? Y todo esto tiene base científica.

¿Qué ocurre en el cuerpo con un abrazo?

El contacto físico afectivo, como un abrazo sincero, activa una cascada de respuestas biológicas. Una de las más importantes es la liberación de oxitocina, conocida como la “hormona del amor” o del apego. Esta molécula, pequeña pero poderosísima, tiene una doble función: actúa como hormona en la sangre y como neurotransmisor en el cerebro.

Cuando abrazamos, el hipotálamo se activa y envía señales para liberar oxitocina a través de la neurohipófisis. Esta hormona actúa sobre todo el cuerpo, y especialmente sobre el sistema nervioso, donde tiene un efecto calmante, reconfortante y reparatorio [Uvnäs-Moberg et al., 2015].

Su estructura es sencilla (solo 9 aminoácidos), lo que le permite actuar rápido y con una alta eficiencia evolutiva.

Activación del sistema nervioso parasimpático

Abrazar también activa el nervio vago, especialmente su rama ventral, que forma parte del sistema nervioso parasimpático. Este sistema es el encargado de activar la respuesta de “descanso y digestión”, ese estado natural de calma, recuperación y conexión social [Porges, 2011].

Además, el abrazo produce una estimulación bilateral (se activa todo el cuerpo y ambos hemisferios cerebrales), lo que ayuda a reducir la hiperactivación de la amígdala, la zona del cerebro que responde al miedo y al estrés.

Esto es clave en momentos de ansiedad o estrés emocional: cuando la amígdala está demasiado activa, el cuerpo se pone en modo lucha-huida. El abrazo ayuda a interrumpir ese patrón y a devolvernos al equilibrio, ¡nos sentimos protegidos, a salvo!

El contacto físico es una necesidad vital

Si bien es sabido la importancia del contacto cuerpo a cuerpo del bebé al nacer con su madre, y con su padre; a lo largo de toda la vida humana, el contacto físico afectivo sigue siendo fundamental. A lo largo de toda nuestra existencia, necesitamos abrazos, caricias, miradas… porque son esenciales para nuestra regulación emocional, nuestra salud mental y nuestra inmunidad.

Un estudio publicado en Nature Human Behaviour (2024) confirma que el contacto físico está estrechamente vinculado al desarrollo de vínculos de apego, al bienestar emocional y a la salud física en todas las etapas de la vida.

El abrazo de mariposa: autorregulación

¿Y qué pasa si no tenemos a alguien cerca para abrazarnos?
Una de las herramientas más bellas que podemos usar es el abrazo de mariposa. Consiste en cruzar los brazos sobre el pecho y alternar pequeños golpecitos con las manos en los hombros. Este gesto simple activa ambos hemisferios cerebrales y ayuda a integrar emociones.

Cuando lo acompañamos con una respiración suave y consciente, estamos enviando al cuerpo señales de seguridad. Ideal en momentos de bloqueo, ansiedad o simplemente cuando queremos reconectarnos.

Esta técnica se ha utilizado en terapias como EMDR* y ha demostrado efectos positivos en la regulación emocional.

Aplicaciones terapéuticas del abrazo: crear espacios de seguridad

En enfoques terapéuticos como el modelo Thrive, se trabaja desde la construcción de entornos seguros donde las personas se sienten vistas y sostenidas. El objetivo es fomentar la liberación natural de oxitocina a través de relaciones basadas en el cuidado, el respeto y la presencia

Esto se traduce en menos ansiedad, mejor calidad de sueño, mayor concentración y mejora en las relaciones interpersonales.

Y si el contacto físico no es posible o deseado (por experiencias pasadas o preferencias personales), las técnicas de autoabrazo y respiración consciente ofrecen una alternativa segura, accesible y profundamente sanadora.

La terapia *EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares, por sus siglas en inglés) es una técnica psicoterapéutica creada por Francine Shapiro, que ayuda a procesar experiencias traumáticas o bloqueos emocionales que quedaron atrapados en el sistema nervioso.

Se basa en la idea de que el cerebro tiene una capacidad natural para sanar, pero a veces ciertos eventos impactantes interrumpen ese proceso. EMDR utiliza la estimulación bilateral (como movimientos oculares, toques alternos o sonidos) para activar ambos hemisferios cerebrales y facilitar el reprocesamiento de esas memorias dolorosas.

De forma sencilla:
– El paciente recuerda una experiencia difícil, mientras sigue estímulos rítmicos y alternos.
– Esto permite que el cerebro “acomode” la memoria de otra forma, sin la carga emocional intensa.

Es muy efectiva para tratar:

  • Estrés postraumático
  • Ansiedad
  • Fobias
  • Duelo
  • Autoestima y bloqueos emocionales

Y lo mejor: muchas veces, sin necesidad de hablarlo todo en detalle.
Es una herramienta profunda, respetuosa y con evidencia científica sólida.

¡Abraza!

Abrazar es una de las formas más sencillas, profundas y efectivas que tenemos para recuperar nuestro equilibrio interior. Es una práctica de autocuidado, de regulación, de amor propio y de vínculo real.

Y cuando no hay nadie cerca, tú misma/o puedes darte ese abrazo que calma, reconecta y regula.

Porque abrazar no es un lujo. Es una necesidad humana profunda.

Y, como dijo Charles Bukowski, «A veces, todo lo que necesitamos es un abrazo que nos haga sentir que todo estará bien.»

Fuentes consultadas

  • Uvnäs-Moberg, K., Handlin, L., & Petersson, M. (2015). Oxytocin: The biological guide to motherhood.
  • Porges, S. W. (2011). The Polyvagal Theory: Neurophysiological foundations of emotions, attachment, communication, and self-regulation.
  • Shapiro, F. (2001). EMDR: Eye Movement Desensitization and Reprocessing.
  • Konvalinka, I., et al. (2011). Synchronized arousal between performers and related spectators in a fire-walking ritual. Proceedings of the National Academy of Sciences.
  • Feldman, R. (2012). Oxytocin and social affiliation in humans. Hormones and Behavior.
  • Nature Human Behaviour (2024). Touch and attachment across the lifespan.
  • Hughes, D. (2004). Building the Bonds of Attachment: Awakening Love in Deeply Troubled Children.

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