La luna llena de este 7 de octubre de 2025 es una de las más poderosas del año. Conocida como la Luna del Cazador, marca la primera superluna del otoño y aparece más grande y luminosa porque se encuentra en su punto más cercano a la Tierra, el perigeo. Es un espectáculo que ilumina el cielo, pero también nuestra propia vida interior.
Históricamente, las antiguas culturas la llamaban así porque, tras la cosecha, llegaba el momento de salir a buscar y almacenar lo necesario para el invierno.
Simbólicamente, esta luna representa esa energía instintiva que nos empuja a cazar nuestros propios objetivos, a cerrar ciclos y a prepararnos para los meses de introspección.
Este año, además, su energía se ve amplificada por su ubicación astrológica en Aries, signo de fuego, acción, coraje e impulso. Es una lunación que no pide contemplación pasiva, sino decisiones conscientes, movimiento interno y avance real. Es momento de soltar la indecisión, liberar lo que pesa y encender la chispa de lo que de verdad deseas manifestar.
La Luna del Cazador nos recuerda que no hay transformación sin movimiento, y que cada cambio empieza con una imagen clara, una intención definida y un primer paso hacia ella.
La importancia de los rituales: el poder de visualizar y enfocar
Los rituales no son actos mágicos: son actos conscientes. Son espacios donde el tiempo se detiene para que tu energía, tus pensamientos y tus emociones se alineen en una misma dirección.
Cuando haces un ritual, le das forma simbólica a una intención, y eso tiene un efecto real en tu mente: te enfoca, te centra, te permite visualizar lo que deseas y darle una estructura tangible.
La visualización activa áreas cerebrales relacionadas con la acción y la recompensa. Es decir, cuando te permites imaginar algo con claridad —una decisión, una meta, una nueva versión de ti—, tu cuerpo y tu mente empiezan a comportarse como si ya estuvieras en ese camino.
Por eso los rituales funcionan: porque crean un puente entre el mundo simbólico y el mundo real, entre lo que sueñas y lo que haces.
El Ritual de la Luna del Cazador: acción, enfoque y transformación
He creado este ritual con mucho cariño para ti. Te propongo hacerlo entre la noche del 6 y la madrugada del 7 de octubre, o durante los días siguientes si no puedes verla.
1. Prepara tu espacio
Busca un lugar tranquilo, sin interrupciones. Puede ser una terraza, un jardín o una habitación con una ventana que reciba luz de la luna, o si está nublado, al menos su presencia imaginaria en proyección, jajaja.
Coloca una vela (si tienes blanca mejor, claridad); una hoja y un bolígrafo. Si quieres, añade elementos naturales como una piedra (cuarzo, jaspe rojo, amatista) o una rama seca.
2. Limpia tu energía
Antes de empezar, respira profundamente tres veces. Con cada exhalación, suelta las prisas, preocupaciones, la tensión o la culpa. Siente que estás creando un espacio limpio, en presencia, solo para ti.
3. Conecta con la Luna
Mira la luna o imagínala sobre ti.
Observa su luz plateada, su quietud poderosa.
Permite que te inspire calma y dirección, foco.
Pregúntate en silencio:
“¿Qué parte de mí necesita avanzar?
¿Qué quiero liberar y qué quiero construir?”.
4. Escribe tu intención
En el papel, anota dos columnas:
- En la primera, escribe todo lo que estás lista, listo, para dejar atrás: miedos, hábitos, dudas, culpas, cargas.
- En la segunda, escribe lo que deseas activar: claridad, fuerza, foco, confianza, disciplina, amor propio.
No lo pienses demasiado: deja que tus manos escriban lo que tu cuerpo, tu intuición, ya sabe, ¡fluye sin condicionarte!
5. Visualiza la acción
Cierra los ojos y visualiza cómo te sientes al vivir esa nueva energía.
Observa los detalles: cómo caminas, cómo hablas, cómo duermes, cómo respiras.
Siente que la versión de ti que anhelas ya existe y está dando el siguiente paso.
6. Enciende la vela y declara tu propósito
Di en voz alta o mentalmente:
“Me libero de lo que me frena y actúo desde mi verdad.
Que esta luna me dé claridad y dirección para seguir avanzando con confianza.”
Deja que la vela arda unos minutos mientras respiras profundo y agradeces.
Luego apágala con intención (no soples bruscamente).
7. Cierra el ritual con gratitud
Guarda tu papel o quémalo de forma segura si sientes que es momento de soltar. Agradece a la luna, a ti y a todo lo que está por venir.
Lo importante no es la ceremonia, sino la claridad y el enfoque que te deja.
El día después: descanso, integración y conciencia corporal
Las horas posteriores a una luna llena pueden traer más sensibilidad emocional o dificultad para dormir. Es normal: el cuerpo también procesa la energía del cambio.
Si te cuesta descansar, aquí te dejo un recurso que puede ayudarte a equilibrar tus ritmos:
Lee mi artículo sobre rutinas de sueño para dormir mejor.
El descanso es parte del proceso de transformación. Sin él, no hay integración, solo agotamiento.
Y si sientes que esta etapa de tu vida te pide claridad, propósito o acompañamiento para ordenar tu salud, tus hábitos o tus emociones, puedo ayudarte a hacerlo desde la conciencia y el autocuidado.
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La Luna del Cazador nos recuerda que cada cierre prepara un nuevo comienzo,
y que la transformación no ocurre por azar, sino cuando decides ser protagonista de tu propia vida.
Bajo su luz, todo se ilumina: lo que ya no sirve… y lo que estás lista para construir.
Gracias por tu atención y tiempo.
Espero que te aporte.
Mónica

