causas del bruxismo

Causas del Bruxismo, soluciones y mi caso real

Vamos a hacer un recorrido que realmente aporte soluciones a este problema que sufrimos más personas de las que somos conscientes.
Y no, la férula de descarga no es la solución al bruxismo.
La férula protege tus dientes, pero lo que de verdad hace que esta disfunción desaparezca, es aprender a bajar el volumen de tu tensión interna.

Ahora por partes:

¿Qué es realmente el bruxismo?

El bruxismo es ese hábito, casi siempre inconsciente, de apretar o rechinar los dientes, de día o de noche. Está relacionado con tensión muscular, estrés, alteraciones digestivas, inflamación, respiración disfuncional y/o malos hábitos posturales.

Pero aquí quiero profundizar en él desde dos lugares:

  1. La evidencia científica.
  2. Mi experiencia personal, porque llevo años conviviendo con el bruxismo y sé exactamente lo que se siente.

Mi historia con el bruxismo (y por qué apareció)

Durante más de media vida he vivido con trastornos de la alimentación, lo que ha alterado profundamente:

  • mi relación con la comida,
  • mi sistema nervioso,
  • mi digestión,
  • mis patrones de mordida y masticación.

Masticar sin parar, comer muchos frutos secos, ansiedad constante, digestión alterada, horarios irregulares…
Todo esto creó una tormenta perfecta:

  • Mandíbula hiperactiva
  • Sistema nervioso en alerta, siempre en modo supervivencia
  • Alta inflamación
  • Dolores de sien, cabeza y mandíbula

Y poner en equilibrio todo esto…
créeme que cuesta tiempo, esfuerzo, compromiso, constancia, paciencia y… ¡confiar mucho en el proceso!

Hace algo más de un año, me pasó algo nuevo:
justo antes de dormirme, aún despierta, sentía que apretaba fuerte la mandíbula o la desplazaba hacia adelante o hacia un lado,
como un impulso involuntario.
Así que, después de consultar a decenas de profesionales e investigar por mi cuenta, voy a contarte lo que descubrí y pongo en práctica a día de hoy. Me ha ayudado mucho y quiero que también te ayude a ti.

¿Qué causa el bruxismo?

1. Sistema nervioso en modo alerta

El bruxismo se relaciona directamente con un sistema nervioso simpático hiperactivado (estrés, ansiedad, tensión interna).

Cuando estás así, en amenaza constante, tu mandíbula se convierte en un “botón de descarga”.

Las personas autoexigentes, sensibles, con estrés acumulado o con antecedentes de ansiedad son más propensas, y si a esto le sumas atracones constantes como en mi caso, en los que estás dándole un uso desorbitado a tu mandíbula, ¡menudo cóctel!

2. Microbiota e inflamación digestiva

Cuando el intestino está inflamado, el eje intestino-cerebro se altera.

Y cuando ese eje se altera:

  • aumenta la ansiedad,
  • empeora el sueño,
  • se hiperactiva el sistema nervioso,
  • la mandíbula responde apretando.

(Esto lo trabajo muchísimo en mi Escuela Qué Nos Pasa: nutrición, microbiota, horarios, hábitos, todo influye.)

3. Trastornos del sueño

Sueño ligero, insomnio, microdespertares…  esto causa más episodios de bruxismo.

4. Hábitos de masticación

Masticar fuerte o de forma compulsiva y muy constante, hipertrofia el masetero.
Y cuando ese músculo está hiperactivo… aprieta incluso sin que quieras.

5. Factores emocionales

El cuerpo siempre expresa lo que callamos:

  • sostener demasiado,
  • tragarse emociones,
  • no poner límites,
  • presión interna,
  • miedo, culpa o tensión acumulada.

Todo esto puede encontrar su modo de expresión en la mandíbula.

Y si todo va aún más allá para ti también, como en mi caso, te preguntarás:
¿por qué aprieto estando despierta y justo antes de dormirme?

Porque cuando por fin te relajas, el cuerpo empieza a soltar tensión acumulada.
Porque la mandíbula se ha convertido en tu “válvula de escape”.
Porque la musculatura está saturada.
Porque hay una disfunción entre respiración + lengua + postura + digestión.

El bruxismo no es un problema bucal.
Es un problema del sistema nervioso que se manifiesta por la boca.

Entonces, la gran pregunta es:

¿Tiene solución el bruxismo?

¡Sí! Pero requiere de paciencia, compromiso, constancia y herramientas prácticas para eliminar la causa.

Aquí te dejo lo que realmente funciona tras años de investigación y experimentación:

1. Regular el sistema nervioso (la raíz del bruxismo)

Respiración nasal, respiración consciente, meditación, prácticas de calma, coherencia cardíaca, menos pantallas por la noche.
Contacto con la naturaleza.
Exposición al sol. Ver amanecer y atardecer…

(Esto es la base de mis talleres y sesiones en Qué Nos Pasa.)

2. Movimiento consciente y postura

Tu mandíbula está conectada a tu cuello, diafragma, lengua y pelvis.

Cuando liberas el cuerpo, la mandíbula se relaja.

En mis clases y programas trabajamos:

  • respiración,
  • movilidad,
  • recodificación,
  • consciencia corporal,
  • movimiento natural,
  • descompresión vertebral
  • capacidad de reacción
  • velocidad y potencia

3. Relajación funcional del masetero (y por qué es clave. Me detendré mucho en este punto).
Cuando hablamos de bruxismo, el masetero es el músculo estrella… y también el más castigado.

Es el músculo principal de la masticación, uno de los más fuertes del cuerpo, y está diseñado para hacer mucha fuerza en muy poco recorrido. Por eso, cuando se pasa el día trabajando de más, aparecen síntomas como:

  • dolor en la mandíbula
  • presión en las sienes
  • dolor de cabeza tipo “casco”
  • rigidez en cuello y nuca
  • sensación de cara cansada
  • notar que aprietas incluso sin darte cuenta

Por eso, relajar y reeducar el masetero no es un extra: es parte del tratamiento del bruxismo.

Vamos a verlo de forma sencilla y práctica.

Ejercicios prácticos eficaces para eliminar el bruxismo

Masajes específicos: “desenchufar” la tensión

El objetivo del masaje es bajar volumen al músculo:

  • reduce inflamación
  • libera puntos de tensión (puntos gatillo)
  • mejora el riego sanguíneo
  • calma el sistema nervioso local

Puedes trabajar el masetero:

Desde fuera:
Coloca los dedos justo por delante de la oreja y aprieta un poco los dientes: notarás una “bolita dura”. Ese es el masetero.
Después, relaja la mordida y haz presiones suaves y lentas durante 1–2 minutos, como si quisieras “ablandar” la zona.

Desde dentro (masaje intraoral):
Lo realizan profesionales formados (fisioterapia orofacial, ATM, etc.) y puede ser muy eficaz cuando hay mucha tensión acumulada.

Si al tocarlo te duele mucho, es una señal de que ese músculo está hipertenso.

Ejercicios mandibulares: enseñar a la mandíbula a no apretar

Aquí no buscamos fuerza, sino coordinación y suavidad. Son movimientos que “reprograman” la mandíbula para que deje de vivir en tensión.

Ejemplo sencillo:

  1. Siéntate frente a un espejo.
  2. Apoya la lengua suavemente en el paladar.
  3. Abre y cierra la boca despacio, intentando que:
    • la barbilla no se desvíe hacia un lado,
    • no empujes la mandíbula hacia delante,
    • no notas “enganches” o clics.

Haz pocas repeticiones (5–10), sin dolor, varias veces al día.
Es mejor un poquito cada día que una sesión larga de vez en cuando.

Lengua en el paladar: la “posición de descanso”

La postura de la lengua marca la postura de toda la mandíbula.

Posición de reposo correcta:

  • lengua apoyada en el paladar,
  • justo detrás de los dientes de arriba (sin tocarlos),
  • dientes ligeramente separados,
  • labios juntos, pero sin apretar.

Esta posición:

  • relaja la mandíbula
  • evita que se vaya hacia delante
  • favorece la respiración nasal
  • reduce el bruxismo nocturno

Pequeño ejercicio:
pon una alarma suave cada cierto tiempo y pregúntate:
“¿Dónde está mi lengua ahora mismo?”
Si está pegada a los dientes o “sueltan por ahí”, vuelve a llevarla al paladar, sin tensión.

Corrección de la deglución: tragar sin apretar

La deglución es el acto de tragar saliva, comida o bebida.
Lo hacemos cientos (a veces miles) de veces al día, casi siempre sin darnos cuenta.

Y aquí viene lo importante:
si tragas con mala técnica, estás entrenando a tu mandíbula a apretar muchas veces al día.

Deglución correcta (fisiológica)

Cuando tragas de forma saludable:

  • la lengua sube al paladar y ayuda a llevar el bolo hacia atrás
  • los dientes no se aprietan
  • los labios se cierran, pero sin hacer fuerza
  • la mandíbula se mantiene relajada y estable

Se ve desde fuera como un gesto casi invisible.

Deglución disfuncional

En la deglución disfuncional suele ocurrir que:

  • la lengua empuja los dientes hacia delante
  • la mandíbula se aprieta al tragar
  • se marcan el mentón y los labios por la tensión
  • a veces se frunce toda la cara para “ayudar” a tragar

Si tragas así, estarás enviando cientos o miles de señales al día a tu sistema nervioso del tipo: “tensa, aprieta, empuja”.

Por eso, reeducar la deglución (a menudo con ayuda de logopedia orofacial o profesionales especializados) puede reducir muchísimo el bruxismo diurno y la presión sobre dientes y mandíbula.

Idea práctica:
Un día entero, obsérvate solo en dos momentos: cuando tragas saliva y cuando terminas un sorbo de agua.
¿Tu mandíbula aprieta? ¿Tus labios se tensan?
Solo con tomar conciencia, ya has empezado a cambiar el patrón.

4. Higiene del sueño (descansar bien es la base de la vida, también es importante para tu mandíbula)

Dormir mal es uno de los mayores desencadenantes del bruxismo nocturno.
Y también ocurre al revés: cuando aprietas fuerte por la noche, tu sueño se fragmenta.

Una buena higiene del sueño ayuda muchísimo:

Dormir bien = tensar menos. Tensar menos = dormir mejor.

Tienes un artículo completo dedicado al buen descanso con una Rutina para dormir bien AQUÍ.

5. Cuidar la microbiota e inflamación

Hoy sabemos que la microbiota influye directamente en:

  • ansiedad,
  • estrés,
  • calidad del sueño,
  • serotonina (90% se produce en el intestino),
  • regulación del sistema nervioso,
  • inflamación,
  • tensión muscular.

Por eso, cuando el intestino está inflamado, la mandíbula también se tensa..

Aquí están los pilares esenciales para cuidar tu intestino:

Regular horarios

El sistema digestivo necesita orden.
Comer a horas diferentes cada día dispara cortisol y altera el equilibrio intestino–cerebro.

Alimentación antiinflamatoria

La inflamación intestinal aumenta:

  • tensión muscular,
  • dolor,
  • mala calidad del sueño,
  • sensibilidad al estrés,
  • ansiedad fisiológica.

Base antiinflamatoria:

  • verduras, frutas, raíces,
  • proteína de calidad,
  • omega 3,
  • especias antiinflamatorias,
  • alimentos fermentados según tolerancia,
  • evitar ultraprocesados.

Cuidar digestión

Digestiones pesadas = sistema nervioso activo = más bruxismo nocturno.

Claves:

  • comer lento,
  • masticar bien (pero sin “machacar”),
  • evitar mezclar demasiados alimentos,
  • reducir volumen por la noche,
  • elegir alimentos fáciles de digerir si hay inflamación.

Mi Curso Slow Eat es un viaje maravilloso para conectar con la comida y relacionarte con ella desde otro lugar, si lo emprendes, los beneficios digestivos y en tu salud en general, serán sobresalientes.

Crear rutinas de alimentación

Rutinas = seguridad para el sistema nervioso.
Y sin seguridad, el cuerpo aprieta.

Evitar comer de forma compulsiva

Porque la masticación compulsiva:

  • tensa el masetero,
  • hipersensibiliza la mandíbula,
  • altera la saciedad,
  • activa de más el sistema nervioso.

Muchas personas con bruxismo tienen episodios de comer para calmar ansiedad, no hambre

6. ¿Férula de descarga? Sí, pero no es la solución.

Protege los dientes, pero no elimina la causa. Es solo tapar un síntoma.

7. Trabajo emocional profundo

Liberar tensión emocional cambia radicalmente el bruxismo:

  • terapia corporal,
  • respiración,
  • movimiento,
  • expresión,
  • límites,
  • espacio interno.

Este curso es una transformación increíble que trabaja todo esto.

El bruxismo es una señal más de tu cuerpo pidiéndote que lo escuches.

Y cuando trabajamos:

  • tu sistema nervioso,
  • tu digestión,
  • tu respiración,
  • tu movimiento,
  • tus emociones,
  • tus hábitos…

el bruxismo cambia. Y tú cambias.

¿Trabajamos en tu transformación? Contacta conmigo por WhatsApp

📲 687 449 885

Gracias por leerme, espero que todo esto te sea útil.
Con cariño,


Mónica

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